Lunes 28 de mayo de 2018. EVANGELIO DEL DÍA. Ve y vende lo que tienes y sígueme. Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 17-27
EVANGELIO
Ve y vende lo que tienes y sígueme.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: 'Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?'. Jesús le contestó: '¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre'.
Entonces él le contestó: 'Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven'. Jesús lo miró con amor y le dijo: 'Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme'.
Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: '¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!'. Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: 'Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios'.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: 'Entonces, ¿quién puede salvarse?'. Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: 'Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible'. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Ve y vende lo que tienes y sígueme.
Del santo Evangelio según san Marcos: 10, 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló ante él y le preguntó: 'Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?'. Jesús le contestó: '¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes, honrarás a tu padre y a tu madre'.
Entonces él le contestó: 'Maestro, todo eso lo he cumplido desde muy joven'. Jesús lo miró con amor y le dijo: 'Sólo una cosa te falta: Ve y vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los cielos. Después, ven y sígueme'.
Pero al oír estas palabras, el hombre se entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dijo entonces a sus discípulos: '¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!'. Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras; pero Jesús insistió: 'Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios'.
Ellos se asombraron todavía más y comentaban entre sí: 'Entonces, ¿quién puede salvarse?'. Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: 'Es imposible para los hombres, mas no para Dios. Para Dios todo es posible'. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
Oración del día.
Señor Dios,
dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana,
el pasado y el futuro.
Y al empezar un día más
detengo mi vida ante este calendario,
y te presento este día,
que sólo Tú sabes
si llegaré a vivirlo.
Hoy te pido para mí y los míos
la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia,
la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir este día
con optimismo y bondad,
llevando a todas partes
un corazón lleno
de comprensión y de paz.
Cierra Tú mis oídos
a toda falsedad,
y mis labios a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes.
Abre, en cambio, mi ser
a todo lo que es bueno.
Que mi espíritu se llene
sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría,
para que cuantos convivan conmigo
o se acerquen a mí
encuentren en mi vida, un poquito de Ti.
Dame un día feliz y enséñame
a repartir felicidad.
Amén.
dueño del tiempo y de la eternidad,
tuyo es el hoy y el mañana,
el pasado y el futuro.
Y al empezar un día más
detengo mi vida ante este calendario,
y te presento este día,
que sólo Tú sabes
si llegaré a vivirlo.
Hoy te pido para mí y los míos
la paz y la alegría,
la fuerza y la prudencia,
la claridad y la sabiduría.
Quiero vivir este día
con optimismo y bondad,
llevando a todas partes
un corazón lleno
de comprensión y de paz.
Cierra Tú mis oídos
a toda falsedad,
y mis labios a palabras mentirosas,
egoístas, mordaces o hirientes.
Abre, en cambio, mi ser
a todo lo que es bueno.
Que mi espíritu se llene
sólo de bendiciones
y las derrame a mi paso.
Cólmame de bondad y de alegría,
para que cuantos convivan conmigo
o se acerquen a mí
encuentren en mi vida, un poquito de Ti.
Dame un día feliz y enséñame
a repartir felicidad.
Amén.
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